lunes, 3 de enero de 2011

Investigación OVNI por las FFAA argentinas (2da parte) 

LOS "EXPEDIENTES X" DEL CAPITÁN LIMA

Entre la última etapa de la dictadura militar y los primeros años del gobierno democrático del doctor Raúl Alfonsín, la Fuerza Aérea Argentina derivó el dossier OVNI a una división de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE). Esta nota revela, por primera vez, los entretelones de aquella peripatética peripecia pseudoinvestigativa. 

Por Alejandro Agostinelli



En 1979, el Brigadier General Rubens Omar Graffigna, a la vez comandante en jefe de la Fuerza Aérea Argentina durante el gobierno militar, firmó el decreto por el cual se forma una División OVNI, a cargo del capitán ingeniero (RE) Carlos Augusto Lima y el capitán Elanio Rodríguez, en el seno de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE). En 1980, el autor de estas líneas (por entonces director del Centro de Estudios de Fenómenos Aéreos No Convencionales, CEFANC), junto con Alejandro Chionetti (secretario del Servicio de Investigaciones Ufológicas, SIU), celebramos tres ásperas reuniones con el capitán Lima, interesados en conocer las conclusiones sobre un objeto no identificado presuntamente precipitado en el sur argentino.


El Capitán Ingeniero (RE) Carlos Augusto Lima, titular de la División OVNI de la Fuerza Aérea Argentina desde 1979.


Según distintos medios, en octubre de 1979 personal de la CNIE había sobrevolado un cañadón del Cerro Negro, cerca de Bariloche, localizando y tomando muestras de una supuesta "huella de impacto". El funcionario no mostró el menor entusiasmo por compartir los resultados de esa investigación, ni de ninguna otra, con la prensa o con aficionados civiles. Sólo exhibió, presionado por nuestra curiosidad, un armario donde, entre libros y folletería platillista, se apilaban algunas decenas de cuestionarios que, según dijo, habían sido completados a lo largo del tiempo tanto por personal de la Fuerza Aérea como por civiles. Si bien no nos permitió examinar esos expedientes, nos ilusionó la idea de ganar su confianza y modificar su opinión: en aquellos tiempos vivíamos bajo el más férreo régimen militar y un reclamo "por las malas", hubiera sido una vía muerta. Para demostrarle a Lima que, si bien eramos amateurs, actuábamos de manera seria y profesional, le acercamos una copia del Catálogo de Avistamientos del Tipo 1 en la Argentina, elaborado por Guillermo Roncoroni (presidente de la SIU), con el aura de respetabilidad que le daba el hecho de que se trataba del primer trabajo computarizado en su clase realizado en América latina. Creíamos que la estrategia iba a funcionar. Veinte años atrás ­comprenderá, misericordioso lector- cultivábamos una ingenuidad a toda prueba.

Las intrigas del señor "L"

Aquellas gestiones, al menos, sirvieron para allanarles el camino al doctor J. Allen Hynek y al licenciado Roncoroni, quienes, en diciembre de 1982, finalmente fueron recibidos por Lima. En el curso de aquella reunión (de la que también participó el comodoro Hugo F. Luis Niotti, protagonista del principal caso fotográfico de la historia ufológica argentina), Lima prometió estudiar un "programa de acción conjunta" con la SIU. Esa larga charla quedó en agua de borrajas y el proyecto jamás se concretó.


De izq. a der.: Dr. Joseph A. Hynek, Cap. Ing.(RE) Carlos A. Lima, Dr. Willy Smith y Lic. Guillermo Roncoroni. Como fondo, el escudo de CNIE. La foto prueba el vínculo entre ufólogos civiles del máximo nivel internacional y las Fuerzas Armadas Argentinas.


Luego supimos que el interés del militar del aire respondía a un objetivo bastante más terrenal: a través de la SIU -y no por sus propias investigaciones- la CNIE se estaba desayunando de que el famoso avistamiento masivo que conmocionó al país la noche del 14 de junio de 1980 no había sido causado por un experimento de la NASA (como los militares argentinos creían) sino por la reentrada del combustible de la última etapa del cohete vector que llevó hasta su órbita al satélite soviético Kosmos 1188. Un dato que Lima habrá considerado interesante para su legajo sin lectores.
 

Como se advierte, por aquellos días no nos faltaban razones para celebrar en silencio cada vez Jacques Vallée (quien acababa de visitar Buenos Aires) calificaba a los militares encargados del dossier OVNI como "ignorantes" o "incompetentes" antes que "celosos vigías de la verdad." Su definición, al menos para el caso argentino, calzaba como un guante.

Más tarde, una insólita serie de circunstancias confirmaron que la llamada División OVNI de la CNIE era un sello de goma que sólo resucitaba cada vez que el tema se instalaba en los medios. A los pocos meses del encuentro con Hynek, por ejemplo, la CNIE trabaría la solicitud de Personería Jurídica de la CICFA (Comisión para la Investigación Científica de los Fenómenos Aéreos), sigla con que varios grupos, entre ellos la SIU, pretendían unificarse. ¿Motivos? Los objetivos de esa Comisión "invadían la juridicción (aérea)" de la CNIE... Tres años después, regresamos a las oficinas de Lima, y el capitán, escaso de memoria, nos aconsejó que "dirigiéramos nuestras inquietudes a dos organizaciones muy serias dedicadas a estas cosas", pasando a exhibir ¡boletines de la SIU y el CEFANC! Esto podía probar dos cosas: que solía utilizar nuestro material para sacarse curiosos de encima o que (consuelo de tontos) con tanta "estadística" y "casuística" (esdrújulas típicas de la pretenciosa prensa platillista de la época, como recordaba Rubén Morales) habíamos logrado impresionarlo.

Para concluir esta peripatética odisea espacial, corresponde decir que el capitán Lima pasó a retiro en 1987, se mudó a alguna ciudad del interior del país y ya nadie volvió a tener noticias de él. Sin duda, se habrá jubilado convencido de haber prestado un valioso servicio a la comunidad.

CLASIFICACIÓN: "MATERIAL SECRETO"

En 1988, el Poder Ejecutivo Nacional decidía disolver la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE), reemplázandola por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), entrando así en la órbita de Presidencia de la Nación y a ser tutelada ya no por militares sino por civiles. Todos los esfuerzos por localizar los archivos que el capitán Carlos A. Lima administró mientras estuvo al frente de la División OVNI del área, fueron infructuosos. En 1994, Roberto Sanutell, asesor de prensa de la Fuerza Aérea, nos indicó que "si ese material todavía se archiva en el Edificio Cóndor (sede de la aviación militar argentina), pierden el tiempo". El radioastrónomo Raúl Fernando Colomb, director de la CONAE desde 1991, nos dijo que jamás había oído hablar de aquellos archivos. Brilló una luz de esperanza cuando recordó que tal vez "pudiera quedar algo" en la Biblioteca del Centro Espacial San Miguel, provincia de Buenos Aires. Allí, efectivamente, se almacenaba una parte de los antiguos archivos de la CNIE. Pero el material disponible, por desgracia, eran más figuritas repetidas: sólo había boletines y libros ufológicos. De "expedientes X", apenas un relato: una amable empleada nos confió que cierta vez vio pasar una pila de carpetas, etiquetadas M.S. ("Material Secreto"). Embaladas con sogas, pemanecieron allí unas semanas hasta que alguien (ignoraba quién) las retiró, con destino desconocido.

Versión completa del artículo publicado en el Monográfico N° 35 de la revista Más allá, "Ovnis Alto secreto". Madrid, España, diciembre de 2000, pp-10-11.

http://mitosdelmilenio.com.ar/ffa.htm#HITOS DE LA UFOLOGIA OFICIAL

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